Retoque de Imagen y Corrección de Color
retoque fotográfico
Aunque a últimas fechas la edición digital de imágenes es más conocida popularmente por foto-montajes o memes de WhatsApp, en nuestro campo se refiere al proceso de modificar fotografías con técnicas y software especializado con el fin de lograr un resultado visual que la foto original no alcanzaba, ya sea en términos de composición, detalle, color, realismo (o aspiración), etc. como parte del diseño de la marca.
A grandes rasgos, podemos hablar de dos tipos principales de edición de imágenes: el Retoque y la Corrección de color.
Por retoque de imágenes debemos entender el trabajo de lograr la representación en un solo cuadro de los elementos que queremos, de modo que involucra métodos de recorte, selección y fusión de elementos de diferentes exposiciones, “rescate” o recreación de áreas incompletas, alteración de la iluminación y estilizado del sujeto u objeto fotografiado para dar un diferente “mood” (por ejemplo, más alegre o más sofisticado), o lograr una composición con un mejor equilibrio o balance cromático, entre otros objetivos. El producto final de ese proceso suele terminar en la imagen presente en el diseño de empaque final.
Un buen ejemplo de retoque digital se puede ver en la industria de la belleza, donde hay un esfuerzo dedicado a que, por ejemplo, el cabello de las modelos se vea más voluminoso o más cercano al tono de un tinte. El trabajo de BRANDWATCH en este rubro hace que se represente la condición ideal del resultado del uso del producto, al igual que de la piel de la modelo, su maquillaje, etc.
La corrección de color de fotografía, por otro lado, es la actividad de tomar esa imagen final y procesarla pensando en su proceso de reproducción específico. Como parte de nuestro servicio de preprensa, eso significa compensar por la pérdida de calidad al imprimir en una resolución menor a la digital y maximizar el impacto ante el consumidor, tomando en cuenta las limitaciones de impresión como el número de tintas, el color del sustrato, el espacio de color target, entre otros factores, y se aplican técnicas de transformación de perfiles, ajuste de porcentajes, mezclas o sustitución de tinta por áreas, recuperación de sombras y altas luces (para evitar la pérdida de detalle en áreas muy oscuras o muy claras), etc.
Un proceso normal de corrección de color fotográfico involucra el ajuste de mínimos y máximos de porcentajes de color, enmascarillado de zonas específicas que deben llevar sólo ciertas tintas para asegurar un todo determinado, manipulación de canales para utilizar tintas directas (digamos, un Pantone), etc., con la finalidad de crear un archivo digital predecible a través de una prueba de color calibrada, y que el impresor pueda mantener constante durante toda la corrida en prensa. Es la diferencia clave que distingue una imagen brillante en un empaque líder a otra oscura, borrosa y gris en el empaque del producto menos exitoso en el anaquel.
En ambos tipos, dicha edición de imágenes digitales se lleva a cabo en aplicaciones de edición de gráficos rasterizados, es decir de archivos digitales compuestos por pixeles, con una resolución (calidad, tamaño) determinada. Dependiendo de la calidad de la fuente, por ejemplo de lo bien que se haya preparado y realizado la sesión de photo-shooting o la resolución que se utilizó durante el scan del negativo, será el margen de maniobra durante la edición. Por supuesto, se debe evitar el uso de formatos digitales con compresión “lossy” tales como JEPG, que pierden información en cada ciclo.
Aunque en algún tiempo hubo variedad de métodos y programas, en la actualidad el retoque y corrección profesional se realiza en Adobe Photoshop, que se ha convertido en una herramienta indispensable y poderosa de los procesos de fotografía comercial, diseño y preprensa; existen además plugins, extensiones para Photoshop para tareas especializadas que ayudan a alcanzar aún mejores resultados. Idealmente, se trabajará con parámetros estándar de la industria y con la información de las especificaciones técnicas levantadas del proveedor de impresión, para trabajar en un ambiente que nos permita evitar sorpresas desagradables a la hora de ver el resultado final impreso.
En general estamos hablando de una actividad a la vez creativa y técnica, que implica demandas estéticas y respeto a consideraciones materiales específicas, además de un apego a procedimientos o convenciones muy particulares, incluso un tanto curiosas.
Por citar un ejemplo, hay algo conocido como “colores de memoria”. El color de memoria se define como el tono canónico de un objeto que un observador humano adquiere a través de sus experiencias con ese objeto, es decir cómo espera que luzca idealmente el cielo, una hoja, la cerveza o una naranja. Por ejemplo, aunque mi manzana favorita sea la Golden Delicious, de tono amarillo claro y verdoso, si alguien me pide imaginar una manzana voy a visualizar una manzana roja oscura, y ese es generalmente el color que millones de consumidores esperan ver representado en los empaques de los productos que compran etiquetados como conteniendo, o con sabor a, manzana.
En general, recordamos las cosas con colores más brillante y saturados de lo que son en realidad; en otras palabras, aunque no tenemos problema en aceptar que los objetos reales se vean opacos o imperfectos, preferimos que las representaciones de esos objetos sean mucho más vivos de lo que nunca los veremos en la realidad.
Entonces, esas expectativas implícitas de quienes han de autorizar tanto el diseño final como la prueba de color, o en todo caso las expectativas de los consumidores finales sobre el tono de una naranja o la apariencia del mar o el color de piel de un modelo, han de tomarse en cuenta para iniciar una conversación sobre la pertinencia de ajustes para ese fin, independientemente del estado original de las imágenes proporcionadas de origen. De lo contrario, nos arriesgamos a frustración, discusiones y ciclos de aprobación adicionales.
Entonces, para asegurar un flujo de trabajo controlado, eficiente y exitoso de retoque y corrección de color, además de mantener una plataforma tecnológica actualizada, equipo de visualización, medición y salida de impresión profesionales y calibrados de manera consistente, hay un entrenamiento en el uso de las herramientas de software y un expertise necesario.